Inquisidores, prejuiciosos, analistas de alcantarilla y pérfidos críticos son un gremio sumamente peligroso y perjudicial.
Se esconden en las sombras de las instituciones religiosas, sociales y gubernamentales, y constituyen lo que comúnmente se llaman o autodenominan "ortodoxos".
Son racistas, homofóbicos, antipopulares, militantes del odio y la perfidia. Agazapados esperan tiempos dictatoriales o poco pensantes, de libertades restringidas, momentos difíciles, donde la persecución y la caza de brujas es moneda corriente.
Son pusilánimes y cobardes, viles desde donde se los mire. siempre al acecho, observadores de la paja en el ojo ajeno, de las pequeñas miserias, de la carroña cotidiana.
Miden el largo de las polleras, miran detrás de los visillos, se esconden en los confesionarios, son los que encabezan las turbas linchadoras y los primeros que prenden las hogueras de libros y de mujeres...
Dogmáticos, cerrados y estrictos seguidores de tal o cual tontera. Interlocutores de Dios, Buda o de la piedra negra de la Meca, da lo mismo. Siempre tienen linea abierta a la divinidad de la cual sirven de verdugos. Todo su mundo consiste en prejuicios serviles, todas sus costumbres no pasan de servidumbres, molestias y cohibiciones.
Los vemos rodeando a los dictadores, envenenando la mente de los temerosos, amedrentando a los violentos.
No existe diferencia entre un fanático y un falso moralista ya que son la misma peste y traen las mismas enfermedades.
En una oportunidad un sabio moralista fue a ver a Lao Tsé para interrogarle y lo primero que le preguntó fue "que pensaba de la moral de los demás..." el viejo maestro sin titubear le respondió... "sólo hablan de honestidad los deshonestos..."
Cristo, en el insulto más terrible de la historia, los llamó "sepulcros blanqueados, raza de víboras - blancos y marmoreos por fuera y putrefactos por dentro...".
La moral es una de esas cosas que nos diferencian de los animales y que, a veces, nos olvidamos de respetar, a su vez los falsos moralistas están por debajo de los animales.
La moral es un conjunto de leyes acordadas de una sociedad que se construye con la costumbre y la tradición, es el control del inconsciente colectivo sobre las maldades humanas, pero cuando ese control lo ejercen personas viles se convierte en censura, prohibición y opresión.
La moral de estos verdugos de la moral es el ansia de hacer lo que no hay que hacer, justamente y psicológicamente hablando,el morboso deseo reprimido.