Encallé en la tumba de mi madre
como quien encuentra nuevamente
aquel dolor profundo de perderla
y no poder despedirme solamente
quedándome esa herida cruenta.
Sólo ante la muerte inexorable
de quien me dio la vida reflexiono
si es principio y fin de mi destino
este lugar gredoso donde piso
tierra carnal y posible fin de mi camino.
Ya el viento como péndulo ominoso
recorre inmisericorde este momento
como reliquia dialéctica de mortal talla
me taladra el alma hasta los huesos
y se bate en retirada entre mis canas.
Te fuiste madre sin saberlo
me dejaste sin esa caricia amada
que por ahí pareciera que lastima
terrible vacío que ahora evoco
como esta tumba solitaria y calma.
Allí quedan y dejo mis pesares
solo acompañados de sus muertos
tiernas flores me saludan con el viento
mientras me alejo por momentos
sin saber que escribiré esta poesía.
José de Guardia de Ponté