La Rutina

Del latín "ruta" camino - quiere decir recorrer siempre el mismo camino.
Se trata de aquella actividad que al haberse realizado muchas veces se incorpora como hábito o costumbre, de modo que se ejecuta y realiza libre de decisiones. 
Por un lado la rutina es beneficiosa para el hombre ya que podemos ejecutar acciones en forma mecánica o automática sin mayor desgaste mental o emocional. Por otra parte cuando invade cuestiones de la vida donde sería mas beneficioso usar la creatividad la rutina nos envuelve en un circulo vicioso difícil de salir. Y como la rutina es el hábito de renunciar a pensar algunas personas se convierten en auténticos autómatas que circulan de la casa al trabajo y de allí a la casa.
Un factor predominante en la problemática es el "miedo" ya que al ejercitar un programa establecido y probado fuera de riesgos, la persona teme salirse de la estructura temporal establecida.
El otro día, invité a un amigo a tomar un café para charlar un rato y mirando el reloj me dijo "imposible tengo que ir a casa a tomar el te y ver las noticias..." y yo le dije: "pero puedes tomar un té en la confitería en vez de un café..." pero nervioso se negó arguyendo que "no es lo mismo...".
Así es que nos podemos dar cuenta, si observamos nuestra vida, que no son los males violentos solamente los que nos pueden matar sino los males sordos, los apenas perceptibles, como una rutina llena de pequeñas seguridades que nos minan meticulosamente el tiempo que deberíamos aprovechar para vivir intensamente.
La rutina amén de ser hija de la experiencia es madre de la mediocridad. Para crear una partícula de aventura se requiere un esfuerzo original y poético contra ella; para cambiar la trillada existencia hay que desgoznar el espíritu.
El hombre común es un paquete de rutinas, de ideas y de tradiciones inservibles. Sombra de un hombre, un fantasma más o menos dentro del cementerio animado de la ciudad...
Quizás entiendas tu mundo pero no te estás entendiendo a ti mismo. Solamente eres un reflejo que ves cada mañana en el espejo y cada vez parece mas corto el tiempo que lleva a estar allí.
Todos estos robots esclavos de la costumbre, portavoces de la nada, son un ejército de estúpidos: listos a ser dominados, domesticados, conducidos, manipulados. 
Opas útiles de un sistema perverso que todo lo consume y se autoconsume. 
Pero saltar la rutina no es saltarse el almuerzo o comprarse un pequeño regalo, un algo que me haga sentir que soy diferente. 
No es así, ni siquiera salir el fin de semana al campo o meterse en un concierto. Para nada...
El tener conciencia de nuestra rutina es dar el primer paso para cambiarla como la libertad del esclavo empieza en sentirse libre antes de escapar...
Y luego empieza a tomar conciencia de ti mismo, de lo que haces, de por qué lo haces, de si eres feliz haciendo tu trabajo, de si tienes sueños y que estás haciendo para lograrlos...

En definitiva, despierta! 

José de Guardia de Ponté

E-mail: [email protected]