Aztecas e Incas tuvieron en la historia de América la fugacidad de un cometa, pero su brillo aún nos deslumbra. España los sojuzgó como anteriormente ellos lo hicieron con sus predecesores. El vasallaje, la esclavitud, la crueldad y la explotación no eran nuevos en América. Cada cultura superpuso su dominio sobre la otra como la arquitectura americana, sobre los templos indígenas se construyeron las grandes catedrales, donde hoy, muchas de ellas fueron convertidas en shoping.
Pero existe otra américa, más visceral, más profunda, mucho más significativa que prevalece a pesar del horror de las distintas invasiones y conquistas. Trata de una añeja y rara sabiduría de la que participamos, sin darnos cuenta, ya que está en nuestra cultura del modo en que se participa de lo marginal a nuestra cultura oficial, de lo inconsciente, de lo originario, de lo mítico.
Supone un situarse cerca de un centro donde se concentran y conservan energías mágicas y divinas que se deben respetar y conjurar en contra de la ansiedad occidental del “ser alguien” , el deseo de colmar con contenido y significado un vacío que se amoneda en la intimidad profunda del sujeto europeo.
Es así como en América conviven esas dos raíces opuestas y el desafío es encontrar los significados que encierran esos dos polos y su dinámica.
Hoy es américa la que está convocando desde sus raíces al mundo para tratar de resolver el problema del calentamiento global, hoy es la conciencia de la humanidad. Esa parte del hombre que occidente quiere eliminar por antieconómica.
Este hecho significativo nos hace ver que hasta el momento y a mi entender no hemos contado con un conocimiento que desglose las cuestiones existenciales para analizar lo americano, una cierta ceguera en nuestra mente colonizada no nos deja ver qué ocurre en América, sin lugar a dudas nos está faltando una verdadera comprensión de lo ancestral.
"Diversidad" nos define en contra de cualquier intento de amputar con mentiras nuestro pasado.
José de Guardia de Ponté