Mi mamá me decía que tenga cuidado con los que traen chismes y cuentos porque esperan tu opinión para llevarlos de nuevo. 
Una característica interesante que poseen estos personajes es su impresionante capacidad para saber apellidos, parentescos, lugar de residencia, secretos de familia y cualquier dato que sirva para identificar una posible noticia a fin de ser divulgada convenientemente. Son verdaderos espías de la vida y milagro de la gente. En el barrio se esconden detrás de los visillos. En las fiestas familiares, detrás de algún malvón, paran la oreja en las conversaciones de las viejas. En las oficinas son capaces de escabullirse debajo de un escritorio a la caza de algún murmullo sospechoso.
Otra cualidad que los caracteriza es la de jugar al teléfono descompuesto, cada cosa que escuchan la distorsionan y la agrandan cosa de que la bola de nieve se convierta en avalancha. 
Ante la aflicción de mirarse en el espejo intentan matar sus propias miserias con las miserias ajenas, son tan pobres diablos que siempre andan buscando infiernos de afuera en vez de tratar de arreglar sus propios avernos. 
Cuando algún desvergonzado comete la osadía de hablar mal de ellos se horrorizan y escandalizados salen a diestra y siniestra a rajarse las vestiduras. 
Como es menester y por experiencia sabido, no hay quien se le escape en el pueblo que son lo que son, "los lleva y trae", algunos los buscan para enterarse de los últimos chimentos, fresquitos y bien salidos del horno, otros huyen sabiamente para no quedar involucrados en algún entrevero de dimes y diretes.
A un famoso chimentero de Salta le decían "pupo de gorda" porque era negro y metido.
El lugar donde se mueven con mayor soltura es en la administración pública, una por la cantidad de gente involucrada conviviendo todos los días y otra que no hay mucho para hacer... que no?

En algunas raras y escasas ocasiones pueden llegar a ser útiles, cuando uno quiere que algo lo sepa todo el mundo, no tiene más que decirles: "lo que te voy a contar, por favor... no se los digas a nadie..."

José de Guardia de Ponté