El hombre de hoy vive lo novedoso, es un adicto a la novedad, a la noticia. No importa si es el nacimiento del hijo de un artista famoso o un terremoto con miles de muertos. La TV, internet, los diarios, los opinólogos y todo el batido multimedia son los conductos del advenimiento de las notinovedades. Novedades maximalescas o minimalistas, todas son absorbidas por este nuevo hombre "noticiófago" y justamente la "inminencia" es principio rector ya que todo no se vive en el instante sino en un presente inminente, que está por venir, que ya llega.
Es la superficialización del futuro. La Vanalización del devenir inmediato.
Y lo que viene siempre es dudoso, tragicómico y catastrófico, porque sería muy aburrido o poco novedoso que sea algo pacífico.
Pero esta situación sólo tiene por objetivo una sensación de vértigo en el hombre impidiéndole reflexionar. Una constante fluir de adrenalina sin parar... sin un alto el fuego.
Mucho ruido y pocas nueces. Aturdimiento. Alienación.
Pero este mundo no aquieta la inquietud ya que justamente su alma es la inseguridad.
La Inminencia como principio trae una disociación entre la realidad y la verdad, ya que la verdad no es importante. A nadie le importa si la noticia es verdad o mejor dicho nadie pone en duda si es verdad lo que sale por la televisión. Lo que sale por los medios es "real" y punto.
Pero esta realidad no es real en realidad.... es virtual.
Se define a lo virtual en su sentido original cuando se hace referencia a aquello que tiene virtud para producir un efecto, pese a que no lo produce de presente. Es una existencia aparente, opuesto a lo real o físico.
Este es el futuro. Todo un desafío.
José de Guardia de Ponté