La palabrilla es de origen latino "humanitas" que a la vez deriva de "humus" (tierra) "anus" (pertenencia) y "dad" (sufijo en el sentido de cualidad). O sea, PERTENECIENTE A LA TIERRA o mejor dicho TERRÍCOLA.
Lo cierto es que cuanto más conozco a los terrícolas más me gustaría se marciano o de ser posible de algún otro planeta un poco más lejano.
La humanidad se presenta hoy día de muchas maneras peculiares, y no hay límite a las cosas extrañas que hace tanto para bien como para mal. Los extraterrestres, si existen, deben pensar que toda actividad humana contribuye a su propia aniquilación.
A mi, particularmente, me gustaría tener fe en la humanidad, que los seres humanos sean capaces de algo más grande que la guerra, el prejuicio y el odio. Me gustaría que la ciencia del hombre considerara la posibilidad de trabajar para evitar el apocalipsis y no seguir diagramando caminos para llegar mas pronto al abismo.
Dice John Stuart Mill "Confieso que no me entusiasma el ideal de vida que nos presentan aquellos que creen que el estado normal del hombre es luchar sin fin para salir de apuros, que esa refriega en la que todos pisan, se dan codazos y se aplastan, típica de la sociedad actual, sea el destino más deseable de la humanidad".
Por que será que no se entiende que la fuente fundamental de todos los errores, sofismas y razonamientos falsos, es un total desconocimiento e ignorancia de los derechos naturales de la humanidad, o mejor dicho - los DERECHOS DE LA NATURALEZA que nos dan justamente la característica fundamental - de ser terrícolas.
No somos nada si no estamos prestos a ser sensibles con la naturaleza, nuestro medio ambiente, nuestro planeta - que justamente es LA HUMANIDAD.
José de Guardia de Ponté