Muchas veces se habla de las musas o de la inspiración, yo creo más en el comprometerse. Comprometerse con uno mismo.
Escribir no solamente es traducir lo que uno piensa, más bien es dibujar con palabras mundos maravillosos, bellos atardeceres, silencios... porque un escritor crea mucho mas de lo que piensa y siente. Construye castillos en el aire que el lector luego habita, diseña caballos de troya para que puedas franquear tus inexpugnables paredes, ofrece a Rocinante para que montes aquellas utopías olvidadas.
El escritor siente que no escribe nunca, sólo descarga por necesidad su tinta, su sangre, su alma en aquel papel desnudo y sediento.
Es hijo de sus obras, imagen de cada vuelco de página, cuando crea un personaje se vuelve su sombra porque sabe que muy probablemente será eterno en cambio él está condenado.
No tiene intimidad ya que escribe su propia vida, su propia saga, su propia muerte.
El escritor es un hombre sorprendido porque es alguien que posee el don del asombro y sabe transmitirlo.
Escribir es siempre una aventura tanto para el autor como para el lector que luego juntos caminan por mundos inexplorados.
Si te animas a ser temerario, enfrentar tu propia soledad, romper con tus prudentes cobardías, toma esa pluma olvidada y derriba la tela de araña que te impide vivir dentro tuyo.
José de Guardia de Ponté
José de Guardia de Ponté