EDUCAR CON ESPÍRITU CRÍTICO

Luego de la Segunda Guerra Mundial muchos sociólogos de todo el mundo se interesaron por analizar el por qué, un pueblo tan culto como el alemán, había sido cuna de uno de los movimientos más atroces de la historia, como fue el partido nazi.
Hannah Arendt, politóloga y filósofa judía radicada y nacionalizada estadounidense, luego del juicio a Adolf Eichmann realizado en Israel en 1962, escribe su famosa teoría sobre la "Banalización del Mal" la cual fue considerada por Karl Jaspers una obra imprescindible para entender la cuestión nazi. 
En la misma, Arendt, divide a la sociedad alemana del tiempo en cuatro categorías, las cuales y según ella, son perfectamente adaptables a cualquier sociedad moderna. 
En primer lugar están los "Nihilistas", gente inescrupulosa los cuales se pueden encontrar siempre rodeando al gobernante de turno, no creen en nada, son acomodaticios, lo único que les interesa es conseguir poder y hacer uso de él para su provecho. Justamente la cúpula que rodeaba a Hitler estaba compuesta por estos siniestros personajes como Hermann Göring, Joseph Goebbels o Martin Bormann los cuales fueron increíblemente corruptos.
En segundo lugar y en mayor medida estaban los ·”Dogmáticos”, fanáticos y fundamentalistas, gente obtusa y resentida, los cuales fueron sumamente crueles. Ejercieron un papel preponderante para ejercer la violencia sobre los opositores al partido y luego mantener un estado de terror permanente. 
Pero los más peligrosos fueron los ciudadanos comunes que se adaptaron al régimen, simples mortales que ejercieron papeles administrativos, pero que nunca se cuestionaron las atrocidades que el Nacional Socialismo llevaba a cabo. Justamente de este grupo de gente salieron los Eichmann, los Heinrich Himmler, padres de familia, bibliotecarias, docentes. Los cuales fueron los principales ejecutores del genocidio más terrible que haya visto la humanidad, porque fue un genocidio sistemático e industrial. 
En una cuarta categoría estaban los intelectuales de espíritu crítico que visualizaron el mal desde un principio, y si bien muchos actuaron muy tarde, fueron los únicos que plantearon oposición y se revelaron ante este mal. Muchos de ellos fueron perseguidos y aniquilados; otros pudieron escapar y ejercieron un papel importante desde el extranjero y fueron, sin lugar a dudas, piezas que contribuyó a la derrota de nazismo.
Volviendo a nuestros tiempos, muchos de nosotros, por ahí nos preguntamos por qué tenemos malos gobernantes, sospechados de corrupción, relacionados con el narcotráfico y hasta muchas veces involucrados en crímenes comunes.
Por qué ganan ellos? Estos, que podemos visualizar según Hannah Arendt como “Nihilistas”.
No será que estos ciudadanos comunes y silvestres, la gran mayoría de votantes, – seres acomodaticios – autómatas… les falta una verdadera educación de espíritu crítico?

Yo no creo que muchos de nosotros que pensamos y sentimos que podemos tener mejor gente que nos gobierne seamos culpables directamente de esta cuestión, pero sí creo que somos responsables de que no exista una educación que forme a la gente como pueblo y no como una masa estúpida de opas útiles.

José de Guardia de Ponté

 

 

 

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