DEMOCRACIA EN TERAPIA INTENSIVA ?

 

Supuestamente nuestra sociedad, en un sentido político, está orientada por distintas ideologías que definen los haceres de los hombres en las cuestiones públicas. Los partidos políticos son organizaciones portadoras de estas ideologías que agrupa gente de un mismo pensar y propone ciudadanos a cargos públicos para que sean votados en elecciones.
Los partidos han desempeñado históricamente un rol muy importante en la concreción de la democracia representativa, aunque a mi entender, han fracasado en el ideal de componer una democracia participativa. Se han limitado en formular un sistema donde los ciudadanos votan y se van a su casa a seguir quejándose de lo mal que anda el país y de lo pésimo que es administrado. Pura y llanamente una democracia delegativa donde nadie tiene la culpa o mejor dicho, la culpa la tiene otro.
Idealizando podemos enunciar que una persona se afilia a un partido político porque sus componentes piensan igual o parecido, comparten ideas, debaten ideas, se forman políticamente. Se afilia, no para ocupar un cargo público sino para entender “que es” la función pública. Lo hace para participar, ser parte de, elegir y ser elegido, hacer un camino y si las condiciones le son dadas y si sus compromisos son los deseados podrá liderar y ser un representante.
En la actualidad los partidos políticos están en crisis, sólo son formas sin fondo, slogans vacios de contenido, criterio y/o pensamiento. Inútiles para los ciudadanos y para los políticos de verdad. Han perdido legitimidad ante la sociedad, tanto es así que ya ni siquiera participan como generadores de opinión pública.
Hoy en día para ocupar un cargo político, sea cual fuere, es necesario poseer una de tres condiciones básicas o las tres en diferente orden.
1) Poseer el dinero necesario para pagar la campaña del cargo que aspira en cuestión, cotizado en dólares, contante y sonante.
2) Tener un núcleo humano cautivo, o sea, capital en votos.
3) Ser famoso, deportista, músico, pintor, prostituta famosa, da lo mismo, la cosa es ser famoso y mediático.
Con una de estas condiciones el aspirante se presenta ante el mandamás de un partido político y compra o negocia el cargo que le interesa. Claro está que si el ciudadano interesado posee un perfil bajo, puede esponsorear a su novia, empleado o amante al cargo en cuestión y si es millonario hasta puede fundar un partido político y ponerse a la cabeza de todo, gran negocio, ya que tiene todo un paquete para vender porque lamentablemente es un área de inversión rentable como ninguna, con un mínimo de riesgo, un producto financiero que no paga impuestos ni rinde cuentas a nadie.
Los partidos políticos pasaron de ser instituciones legítimas de la democracia a meros trampolines necesarios para ascender al poder.
Quién puede ponerle el cascabel al gato? 
Cómo parar la relación dinero-poder?
Cuando llegará el momento que dejaremos de ser impasibles, inmutables ante esta tranquila crisis, esta pacífica tiranía de los corruptos? 


La Constitución Nacional sostiene en su Artículo 38 que los partidos políticos son “instituciones fundamentales del sistema democrático”. ... que problema! si tendríamos que decir que estos mamarrachos son el símbolo de la democracia, con toda seguridad se puede afirmar que la democracia está en terapia intensiva.

José de Guardia de Ponté

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