Deriva del verbo latino "credere" y este del indoeuropeo "Kerd" (corazón) y "ere" (poner) y he aquí que se forma una bella alegoría ya que creer es poner el corazón en juego, es confiar, tener fe.
En tiempos tan contradictorios como los que vivimos, tan engañosos, donde la verdad y la mentira son caras de una misma moneda el CREER realmente se torna una utopía.
Groucho Marx dijo una ironía estupenda entre tantas otras: "¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?" y es quizás lo que más exactamente definiría a la realidad que vivimos.
La Desiderata nos advierte: "Sé cauto en tus negocios, pues el mundo está lleno de engaños. Pero no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe" Y es muy cierto, la vida está llena de mentiras, trampas, estafas... pero...
Demóstenes nos dice: "Estamos dispuestos a creer en aquello que anhelamos" porque sencillamente ponemos esa importante cuota de esperanza, la creencia parte de una idea que avizoramos correcta, verdadera, honesta, Ponemos en juego nuestra ilusión en ello. Pero además, existe una intima relación entre la posición del impulsor y la energía que se genera, Lo que uno "cree" hace un camino; y creer en algo hace que pase. Creer es moverse y moverse es vivir.
Muchos piensan que el "saber" se contrapone al "creer", que cuando uno mas sepa menos creerá, Muchos piensan que un sabio en un perfecto escéptico. Pero existe una confusión en pensar que el creer es un medio para caer en la ingenuidad. Nada más lejos... la sabiduría es armonizar a la mente con el espíritu. Es saber equilibrar la pasión con la razón.
Virgilio nos dice: "Pueden los que creen que pueden".
De la duda nace la ciencia, de creer nace la fuerza para despejar las dudas. Es un círculo humano perfecto, bien equilibrado y armónico desde donde es posible encontrar la sabiduría. Una persona sabia está dispuesta a creer aquello que le gustaría que fuera cierto, pero sabe que no será verdadero hasta que lo realice, hasta que lo haga realidad. Nos impulsa la duda, nos allana el camino el creer y nos brinda resultados el trabajo y el esfuerzo.
Dudo para investigar, creo para comprender, y comprendo para pensar mejor y seguir dudando lo que no se.
También tenemos la cuestión de creer en uno mismo y que los otros te tengan confianza.
Decía Nelson Mandela: "Yo no tenía una creencia específica, excepto que nuestra causa era justa, era muy fuerte y que estaba ganando cada vez más y más apoyo".
Algunos dicen que eres lo que crees que eres... yo más bien digo que es un equilibrio con lo que creen los otros que eres, ya que mucho dependemos de lo que el "otro" dice de ti.
Eugenio María de Hostos dijo: "Yo no quiero olvidar que he encontrado en mi camino, bien áspero por cierto, una criatura generosa, tan bella de alma como de cuerpo, de sentimientos como de ideas, que tuvo la benevolencia de creer en mi", porque es tan importante crecer con alguien que te valora y que te aprecie. Está absolutamente comprobado que si a un niño se lo maltrata, se lo ridiculiza y se le dice que es un inútil muy seguramente tendrá una pésima autoestima y muy posiblemente no se sentirá apto para realizar ninguna tarea y al contrario si se estimula apropiadamente a una persona, se lo valora y se lo alienta positivamente el resultado será extraordinario.
Ego dixit: "nunca permitas que alguien te impida a creer en ti mismo".
José de Guardia de Ponté