En la antigüedad los poetas compusieron epopeyas en torno a las hazañas de un héroe arquetípico, los tiempos cambian y los héroes lamentablemente para sobrevivir debieron hacerlo también.
Un héroe épico que representaba los valores tradicionales colectivos de una nación, tenía objetivos e ideales concretos y por lo general superaba con arrojo y valentía una serie de obstáculos en pos de dichos ideales. Si bien tenía o mantenía una actitud guerrera, ya que los valores de esa época estaban relacionados con la guerra, poseía virtudes como la caridad, la caballerosidad, la fraternidad y fundamentalmente el amor. El Héroe estaba dotado de atributos materiales, temperamentales, morales e ideológicos.
Una de las características fundamentales era la de enfrentar al poderoso que abusando de su poder aprisionaba, maltrataba y perjudicaba al desvalido quien por sus propios medios no podía defenderse.
Nuestro país se forjó, así también, como nación, bajo la idea del culto al héroe ya que se impregnaba en los flamantes ciudadanos de los ideales de prohombres que consiguieron con supremo sacrificio la libertad y la independencia.
El folklore en este sentido acompañó a la épica en la formulación de estos ideales que se transmitían al pueblo y de alguna manera marcaban en el individuo un referente moral en su vida cotidiana.
Pero, como dijimos anteriormente, los tiempos cambian y los héroes lamentablemente debieron hacerlo también, aunque no sea para peor.
De los míticos guerreros del Olimpo a los de héroes de carne y hueso, en la posmodernidad se pasó a los super-héroes con poderes extraordinarios concedidos o recibidos de múltiples orígenes.
Ahora bien, analicemos con cuidado sus características, al margen del factor estético de su lucha contra la injusticia.
Para este análisis vamos a necesitar cuatro superhéroes como ejemplo – aunque para muestra sólo haría falta un botón. Bátman (el hombre murciélago) Súperman (el hombre de acero) Spiderman (el hombre araña) y Ironman (el hombre de hierro).
Veamos estas similitudes:
1) Los cuatro son huérfanos de padre y madre, criados por un ser mayor o anciano, un mentor dulce de poco carácter y simple inteligencia. La soledad espiritual en este caso es símil entre las características sobresalientes
2) Los cuatro sufren la pérdida de sus padres en circunstancias violentas. Los Padres de Bruse Weis son asesinados por un psicópata; el abuelo de Peter Parker es asesinado por un malviviente y los padres de Kar-el como toda su especie mueren en la destrucción del planeta Kriptón. El Padre de Ironman muere por una obsesión compulsiva al trabajo y de hacer dinero, además que se sospechaba o se hacía sospechar de que fuera asesinado por un complot empresarial.
4) Mantienen una doble personalidad un alter ego. No dan la cara nunca – siempre actúan detrás de una máscara.
5) Ninguno de los cuatro puede mantener una relación amorosa o de pareja estable.
6) No tienen hijos ni piensan tenerlos.
7) Los cuatro son terriblemente violentos y resentidos.
8) Justicia y venganza son dos referentes ambiguos para estos superhéroes que saltan las normas morales por las que se rige la humanidad... para salvar a la humanidad.
9) Ninguno de los cuatro puede resolver nada si no es a las piñas y a las patadas - inteligencia? estrategia? caridad? cero. Es la tentación del atajo: soluciones fáciles y rápidas, sobre todo en cuestiones éticas, porque no quieren reflexionar. Y la tentación del ocultar: viajar al pasado para corregir las consecuencias de los actos, porque no quieren rectificar en el presente y asumir esos errores (falta de responsabilidad).
El caso de Supermán merece un análisis aparte ya que si bien está dentro del contexto de los superhéroes modernos difiere sustancialmente.
Fue creado por el escritor estadounidense Jerry Siegel y el dibujante candience Joe Shuster en 1932, la primera aventura del personaje fue publicada en Action Comics en junio de 1938 para luego aparecer en varias seriales de radio, programas de televisión, películas, tiras periódicas, y videojuegos. Con el éxito de sus aventuras, Superman ayudó a crear el género del superhéroe y estableció su primacía dentro del cómic estadounidense. La apariencia del personaje es distintiva e icónica: un traje azul, rojo y amarillo, con una capa y un escudo de “S” estilizado en su pecho.
Ahora bien, la diferencia con los otros superhéroes está en su “alter ego” ya que él es supermán – un extraterrestre y se esconde como hombre para no ser reconocido. Pero he aquí de cómo nos ve superman a los humanos, ya que su disfraz es el de un cobarde, tímido, pusilánime sin ambiciones, un verdadero tonto.
Supermán tiene un transfondo político importante, fue creado en época de la depresión y en un principio tenía ciertos ribetes socialistas pero luego se convirtió en un símbolo yanquee, es el super-hombre americano contra el Ümbermesch Nietzscheano nacional socialista. Para luego de la segunda guerra mundial ya combatirá contra los soviéticos.
Y estos son los modelos a seguir, y lo que se viene… podríamos decir ya que Supermán y sus socios son señoritas comparados con la japo-animación de hoy, llena de sangre, violencia y alto contenido sexual.
Para ir redondeando la idea, en una metáfora gastronómica pongamos en un recipiente cuatro súper ídolos como los citados, varios años de miseria, un barrio bajo, una pandilla y una fuerte dosis de estupefacientes. Qué joven resultante tenemos?
Pero este análisis pretende ir más allá de la comparación entre los mitos grecolatinos y la estructura del cómic moderno.
Indudablemente, los superhéroes están relacionados con la función de la fuerza en primer lugar y focalizan en el exceso de poder de unos pocos en un mundo regido por las pequeñas leyes de los hombres. La relación entre superhéroes y el esquema burocrático-estatal es típicamente tensa. La primera X-Man, por ejemplo, está centrada en un problema legal sobre la identificación de los mutantes (problema biopolítico que recuerda los análisis de Agamben sobre el nazismo), en Watchmen se habla del "edicto Keene" que prohibió los superhéroes, y Batman mantiene relaciones eternamente tensas con la policía y el alcalde. Sin duda hay algo en la cultura del superhombre que desafía las instituciones democráticas, marcando sus falencias (Batman, a diferencia de la policía, no tiene jurisdicción y puede secuestrar a un mafioso chino en Hong Kong). El ángulo propiamente fascista de esta tensión se da en rigor fuera de las películas de superhéroes, en un subgénero que adquirió cierta popularidad con la saga de El juego del miedo, en donde el asesino tortura a sus víctimas, con la idea de que el sistema legal ("garantista") no bastaría para alcanzar una verdadera justicia retributiva.
En nuestra sociedad, que confunde a menudo la satisfacción del deseo con la afirmación personal o con una manifestación de independencia, el autodominio que debería caracterizar al superhéroe acaba mermado. Los "héroes absolutos", como el superhombre de Nietzsche, no conocen límites —poco queda de templanza en el moderno héroe de acción—; pero el héroe de antaño conocía el alcance de su misión y sabía que "con mayor poder viene una mayor responsabilidad".
Poder y responsabilidad. Esta es la cuestión. Cuando vemos en nuestra sociedad los males que la afectan: miseria, inseguridad, corrupción, adicciones y otras peores, no nos preguntamos sobre la responsabilidad de los que detentan el poder?.
Algo está claro luego de este análisis, los superhéroes de hoy carecen de todo heroísmo.
José de Guardia de Ponté